Reiner Fuëlmich es un prestigioso abogado alemán con despachos abiertos en EEUU (California) y Alemania. Su prestigio se ha visto incrementado a raíz de pleitos ganados de considerable cuantía contra compañías como DEUTSCHE BANK y WOLKSWAGEN. Tras esos pleitos, mientras descansaba en EEUU, recibió llamadas de amigos y familiares desde Alemania, informándole de las draconianas medidas sanitarias adoptadas frente a un supuesto virus que no era mucho más agresivo para la población que la gripe estacional. Alarmado por todo ello decidió regresar a Alemania para afrontar este nuevo reto. Dispone de decenas de expertos quienes han estampado su firma para defender que los test PCR son la herramienta del sistema para crear alarma social y miedo en la población. Ha presentado querellas por CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD y pretende abrir un proceso ante el TRIBUNAL PENAL INTERNACIONAL.
Nadie podía imaginar en el verano de 2019 que un verdadero tsunami asomaba por el horizonte, EL TSUNAMI DE LA GRAN MENTIRA JAMÁS DIFUNDIDA. Este tsunami iba a cambiar nuestras vidas y a tener consecuencias catastróficas en el ámbito sanitario, social y económico de poblaciones enteras. Nunca creímos ser tan vulnerables y nunca comprobamos que lo éramos.
A finales de 2019, un OFTALMÓLOGO CHINO, Li Wenliang, residente en Wuhan, difundió el rumor de que en su clínica se encontraban aisladas siete personas que PRESUMIBLEMENTE estaban infectadas por un virus SARS (Síndrome Agudo Respiratorio Grave). Esta información circunscrita a unos pocos contactos del oftalmólogo se escapó de su control y creó una auténtica histeria colectiva. La gente comenzó a agolparse en los hospitales de Wuhan al más mínimo síntoma de tos, asma, bronquitis o neumonía. YA SABEN LO QUE OCURRE CUANDO ALGUIEN EXPLOTA UN PETARDO EN UNA MASA DE GENTE CONGREGADA EN UN LUGAR: el pánico y las carreras son su resultado. Los síntomas gripales son muy comunes en esas fechas. EL PÁNICO CRECIÓ EN LA POBLACIÓN.

El pánico debilita el sistema inmunitario de los más débiles y puede incrementar los síntomas respiratorios. El Dr. Ryke Geerd Hamer estudió suficientemente esta materia. Esta histeria colectiva, no sabemos si intencionada, pretendida o utilizada por el régimen comunista chino, provocó que las primeras noticias sobre una nueva enfermedad se abriera paso. La aparición de cualquier síntoma relacionado con un estado gripal era interpretado por el gentío como el efecto del nuevo virus cuya existencia nadie había probado pero que todo el mundo aceptó como la causa de todas esas muertes. Salieron a la luz noticias que informaban acerca de que WUHAN ERA LA CIUDAD PILOTO DE LA NUEVA GENERACIÓN DE MÓVILES DENOMINADA 5G.

También el pequeño país de San Marino fue el primero en implementar esa tecnología. En España, la ciudades de Segovia y Talavera de la Reina fueron «laboratorio» de esa tecnología. Sorprendentemente la enfermedad en esos lugares era especialmente virulenta. En ese intervalo, cuando la histeria colectiva crecía, el Dr. Bartomeu Payeras, en su condición de bioestadista, publicó un estudio que desvirtuaba a partir de los datos oficiales publicados por los Estados que la causa de lo que estaba sucediendo se debía a un virus. Descubrió el denominado efecto-frontera. El virus respondía a fronteras políticas. Su difusión no respondía a los parámetros naturales de un virus contagioso.
Por su parte, el hospital de Barbastro (Huesca) publicó un estudio que versaba sobre la relación directa entre la vacuna de la gripe y la nueva enfermedad. El número de ancianos fallecidos que habían sido vacunados multiplicaba por 4 en relación a aquellos que no habían sido inoculados.

Mientras todo eso ocurría, un Dr. español que trabajaba en una zona rural de apenas 1000 habitantes en la provincia francesa de Toulouse, es alertado por sus vecinos de síntomas muy variados nada habituales y compatibles con una irradiación electromagnética.
Encontró 3 antenas de telefonía móvil en torno a las cuales los vecinos enfermaban y algunos morían. El Dr. José Luis Sevillano, que así se llama, desarrolló todo un tratado sobre cómo la causa de la enfermedad COVID-19 no era viral. Las neumonías bilaterales atípicas nunca pudieron ser provocadas por un virus. Lo sucedido en España y otros países es del todo conocido: el test denominado «RT-PCR», prueba inespecífica para detectar la presencia de virus, fue «criminalmente» utilizada para generar pánico en la población. La población acudió en masa para ser testeada cuando terminó el confinamiento.
Todo era ordenado por políticos que parecían actuar bajo los dictámenes de gente sin rostro. Todos actuaban igual, prácticamente sin disidencia alguna. Diariamente representantes de los 3 ejércitos comparecían en rueda de prensa junto a miembros del gobierno para el «PARTE GUERRA DIARIO». La escenografía no dejaba abrir paso al análisis sereno de que lo que estaba ocurriendo.
Nadie se extrañó que todo ello ocurriera de forma simultánea en todo el planeta, sin apenas diferencias: Muerte de ancianos, confinamiento, distancia física, mascarillas, restricción de derechos humanos…
La población, atemorizada, veía morir a inocentes en sus casas. Ancianos, que vivían en soledad, morían presas del pánico ante la televisión y sus vecinos descubrían sus muertes por el hedor que desprendían sus hogares o tras comprobar que pasaban días sin apreciar movimiento en esos hogares. El ejército era el encargado de sacar de madrugada los cadáveres. EL PÁNICO CRECÍA. Los cadáveres eran incinerados tras la normativa impuesta de clasificar a esos cadáveres en el nivel 1 (muertos por radioactividad) y no en el nivel 2 (muertos por epidemias). De haber sido clasificados en el nivel 2 serían exigibles las autopsias. Sin autopsias, todos eran fallecidos por COVID-19.
Así nació la NUEVA RELIGIÓN COVIDIANA.
Hablando de autopsias: las que se practicaron por forenses italianos, búlgaros, alemanes, británicos y suizos, nada encontraron sobre una enfermedad respiratoria. Todo lo contrario: encontraron cuadros trombóticos que nada tenían que ver con causa viral alguna. Así lo denunció el Dr. Pasquale Mario Bacco en el Congreso de los Diputados de Italia. Este hallazgo provocó el cambio de los protocolos establecidos por la OMS y por China según los cuales había que tratar con respiradores. Los enfermos morían al ser enchufados a esos respiradores. Con la administración de medicamentos como la Hidroxicloroquina, el Dióxido de Cloro, la Heparina y otros anti-inflamatorios, los doctores lograron salvar miles de vidas.
Llegados a este punto, cabe preguntarse: ¿quienes establecieron los protocolos que nada tenían que ver con la nueva enfermedad? En España se dio la orden de dejar morir a los enfermos más graves y de edad avanzada. Existen vídeos que atestiguan este hecho. Ahora sabemos por declaraciones del Dr. Wu Zunyou, miembro del Centro de Enfermedades Infecciosas de EEUU, que nunca aislaron un virus denominado «SARS-COV-2». Las irregularidades contenidas en el proceso de aprobación por parte de la OMS de los test «RT-PCR» no pueden ser ignoradas.
El 23 de enero de 2020, en la revista científica Eurosurveillance, del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de la Union Europea, UE, el Dr. Christian Drosten, portavoz de Sanidad del gobierno alemán junto con varios colegas del Instituto de Virología de Berlín en el Hospital «Charite», junto con el director de una pequeña empresa de biotecnología de Berlín. TIB Molbiol Syntheselabor GmbH, publicó un estudio que afirmaba haber desarrollado la primera prueba eficaz para detectar si alguien está infectado por el denominado SARS-COV-2. El artículo de Drosten se tituló “Detección del nuevo coronavirus de 2019 (2019-nCoV) mediante RT-PCR en tiempo real” (Eurosurveillance 25 (8) 2020). La noticia fue recibida con el respaldo inmediato del cuestionado Director General de la OMS, Tedros Adhanom. Dos de los firmantes de aquel informe eran miembros del comité editorial de la revista en el que fue publicado el informe. A partir de aquí, todo son irregularidades. Cuatro de los firmantes de ese artículo tienen conflictos de intereses por cuanto están vinculados a los centros de producción de esos test. LO LLAMATIVO DE TODO ESTE PROCESO ES QUE CUATRO DÍAS ANTES DE LA PUBLICACIÓN EN LA REVISTA,, ES DECIR, EL 17 DE ENERO DE 2020, sin que el mundo conociera estos movimientos, LOS AUTORES ENVIARON ESE TEST a la OMS y esta «organización más que presuntamente discutida» por cuanto está financiada en un 83% por la industria farmacéutica, ya lo había aceptado para ser el TEST DIAGNÓSTICO DE LA ENFERMEDAD COVID-19. Es decir, antes de ser publicado el informe ya había sido aceptado por la OMS.
Ese informe nunca fue revisado por ningún otro científico. El 27 de noviembre de 2020, un Consorcio Internacional de Científicos en Ciencias de la Vida publicó una revisión por pares externa titulada ‘Informe de revisión Corman-Drosten et al. Eurosurveillance 2020 ‘, que documenta 10 defectos importantes y solicita una retractación. FUE LA HERRAMIENTA UTILIZADA PARA CREAR PÁNICO EN LA POBLACIÓN MUNDIAL.
Hoy, los autores de ese informe, juntamente con miembros de la OMS serán procesados por distintos delitos. Esa acción está dirigida por el prestigioso abogado alemán Renier Fuëlmich.
CONCLUSIONES
Después de esta crónica, la pregunta que todo el mundo se hace de «Si el virus no existe, ¿De qué muere la gente?» deja de tener sentido; la pregunta que habría que hacerse debería ser: después de todos estos datos, ¿no es hora de investigar lo sucedido y depurar responsabilidades de todos esos «PRESUNTOS CRIMINALES» que llevaron a la muerte a miles de inocentes?». En realidad el plantearse si un virus existe o no es una cuestión secundaria. Científicamente nadie ha probado su existencia, aunque todos podemos llegar fácilmente a las siguientes conclusiones:
- LA MENTIRA PRESIDE EL RELATO OFICIAL.
- LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA SACA IMPORTANTES BENEFICIOS DE LA MUERTE Y LA DESOLACIÓN SUFRIDAS.
- LOS GOBIERNOS HAN DEJADO DE ESTAR GESTIONADOS POR LOS CIUDADANOS. AHORA SON LOS CIUDADANOS LOS QUE SON GESTIONADOS POR LOS GOBIERNOS.