Ya se acerca la fecha en que cambiaremos la hora por última vez. La Unión Europea pretende que ese último cambio sea en el 2021
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Siempre tenemos que adelantar o retrasar los relojes después de uno de los dos equinoccios anuales: En primavera y en otoño. Ya sé que todos sabemos qué es el equinoccio, aunque daré una explicación muy rápida por si hay alguna persona despistada.
Se llama «equinoccio» al momento en que el sol se encuentra sobre la línea del ecuador, cuando el día dura lo mismo en el hemisferio norte que en el hemisferio sur. Después de ese mágico momento comienza de forma simultánea el otoño para unos y la primavera para los otros. Además el mediodía coincide a las 12h y la noche dura lo mismo que el día, 12 horas.
El primer cambio de hora allá por los 70 (provocado por una de las crisis del petróleo), causó en los españoles un desajuste de los biorritmos y los ciclos circadianos mucho mayor que en el resto de Europa, ya que sufrimos una diferencia de dos horas en relación con el aprovechamiento de la luz solar y nuestra posición respecto al Meridiano de Greenwich (Los españoles deberíamos seguir el horario que actualmente tienen Inglaterra y Portugal).
¿Y porqué se hizo así? Pues corría el año 1940 cuando el dictador Francisco Franco decretó cambiar la hora en España para «hermanarse» con la hora de la Alemania nazi, que por aquel entonces gobernaba un tal Adolf Hitler.
La cuestión es que 60 años después, España continúa cumpliendo a rajatabla la orden impuesta por Franco. Afortunadamente ya se acerca el fin de ese sinsentido.
Un momento, ¿Dos horas ha dicho? Si, dos horas. Compruébelo usted, ya que es sumamente sencillo, sobretodo ahora, cuando nos encontramos cerca del equinoccio de invierno: En todos los países de la UE amanece sobre las 6h y anochece en torno a las 18h. Menos en España, donde está amaneciendo sobre las 8h y oscurece sobre las 20h, con consecuencias muy negativas.
Casi nadie sabe que antes los españoles comíamos sobre las 12h/13h y cenábamos en torno a las 19-20h. Ahora todo lo hacemos dos horas más tarde que el resto de países con fatales consecuencias: La jornada laboral se estira cual (chicle cuando no es partida a la mitad) y es normal estar recogiendo la cocina a las 23h, con la consecuencia de que nos vamos a dormir bastante más allá de la medianoche y no descansamos como deberíamos.
Por ello creo que resulta esencial restaurar cuanto antes el horario original de España. La hostelería lo agradecerá (podría ser su tabla de salvación con estas restricciones covidianas), la salud de la población mejorará y disfrutaremos más de la vida.
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